diciembre 05, 2012

Si vas a domar tus sentimientos
no olvides al animal que llevan dentro.
Agazapado entre la sonrisa sobreadaptada.
Esperando asaltar
la correción política familiar.
Arrojar una molotov
en el momento más inopinado
del domingo en casa.
Sé de qué te hablo.
Los jabalíes soterrados; los wargos
siempre listos en la tormenta.
Aprendí que el mejor domador
pierde su piel al menor descuido.
Sé cuidadosa, cada verónica a su tiempo.
O mejor, soltá a tus bestias
que corran, que coman,
que hagan de mí su fiesta.
Otra noche y cientos de km a casa.
No puedo entender, no estamos juntos.
Regalándole al tiempo la única vida viva.
Desperdiciando los mejores sueños.
Privados de la experiencia.
Llevando a cuestas la herida mortal.
Un nómade dañado en la verdad.
Entonces, entiendo la mentira.
El autoengaño. El miedo.
El abandono que toca la puerta.
Que pide tus renuncias.
Sin garantías.
Para descabalgar y pensar otra vida.
Un campo desde el que mirar las estrellas.
Enfrentar la soledad.
Como único premio
recordarte más.
Y esperar tu vuelta.