abril 24, 2012

Escucho, desde el baño del hotel.
Las voces suben y bajan
imperceptibles ahora, luego claras.
Acusan, señalan faltas
se despiden
reencuentran
en el sufrimiento, llanto
una lágrima, un aullido
muebles que se mueven
rayan pisos
marcan cuerpos
alguien tropieza,
se golpea
cae contra la pared
rebota
pierde un grito suelto, huérfano,
mientras
yo en la bañadera
sepultado en aguas
inmóvil
creo verlos
trabados en lucha
en palabras
"dijiste", "otra vez", "por qué", "nadie",
y un tunel de silencio
en la habitación.
Hasta el ruido bajito del sexo
que siempre reinicia en la madrugada.
Despierto sentado en la silla eléctrica.
Tu sombra enfrente.
Tu cuerpo detrás.
El sacerdote con su biblia
intenta salmos para ateos.
Te das cuenta que mi muerte
es también tu final.
Duelistas,
nos desafiamos
jugamos el uno al otro.
Tortura es lo que pudo ser y no fue.
El principio de todo fue negarnos.
La torpeza, repetir nuestro juego
sin cambiar las reglas.
Pero los dos sabemos,
acaso podría yo estar de pie,
vos sentada.
Y mi cuerpo detrás tuyo.
Amanece el vacío
la cárcel crepuscular.
No me despido.
Eternidad es tu memoria.

abril 16, 2012

Me gusta más conspirar con vos.
Más que con los tipos grises en los hoteles de la periferia.
O los mensajeros de trajes lustrosos.
O en el tren entre pueblo y pueblo, subiendo y bajando.
Más que volar, tomar café y volver.
Más que una contraseña de guiños.
Me gustan más tus ojos, porque no mienten.
Tus palabras que no me engañan
cuando me rechazan.
Tu belleza no inocente.
Tu inocencia.
Me gusta más.
Conspirar con vos.
Respirar con vos.
Desearte, es mi mejor conspiración.