diciembre 21, 2010

Escucho de fondo
el ruido del funcionamiento del mundo.
Es como el motor de una heladera
que por las noches me despierta.
Saco la cabeza de la almohada
y me levanto buscando su origen.
Camino por alfombras y pasillos
y levanto persianas y corro butacas
y no hay caso;
esta en todos lados y
no viene de ningún lugar.
Ahí lo oigo de nuevo,
una frecuencia entre bajos y medios
un volumen casi irreconocible.
No hay nada que hacer.
Me acuesto otra vez.